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El conflicto de Ucrania ha traído incertidumbre a nuestras vidas y ha cambiado la realidad de millones de personas que han tenido que abandonar su país para huir de la guerra. Comprender cuál es el origen de esta contienda y lo que significa ser un refugiado no es una tarea sencilla. Para poder explicar todo lo relacionado con Ucrania a sus alumnos, Rosa Gasque, profesora de Historia en Secundaria del colegio Victoria Díez de Teruel, inició en el último trimestre de su asignatura el proyecto Re-evolucuona, una manera distinta de enseñar la historia a través de conceptos y de ligarlos a la situación actual que está viviendo el mundo. Hemos charlado con ella para que nos cuente todo acerca de este interesante e innovador proyecto.

Pregunta. En primer lugar, ¿por qué se llama Re-evoluciona: haz historia?

Respuesta. Consiste en un juego de palabras con “Re-evoluciona”, es decir, de volver a evolucionar y hacer una revolución. Parte de la base de que entiendo que el ser humano es el único ser vivo en el planeta Tierra que es consciente de su existencia, de que un día está aquí y un día no va a estar aquí. Y eso significa que entendemos que el tiempo pasa y el paso del tiempo es pasado, presente y futuro, y eso son los cimientos de la historia. Planteamos la asignatura de Historia a los alumnos como una herramienta que nos ayuda a entender el presente en base a nuestra experiencia pasada y que nos permite proyectar un futuro que sea agradable para nosotros. En esta proyección hacia el futuro es donde yo creo que coinciden dos valores esenciales en el ser humano, que es que somos seres reaccionarios y revolucionarios por naturaleza, porque ante cualquier estímulo del entorno reaccionamos y esa reacción produce un cambio y ese cambio es una evolución. La historia no es más que evolución tras evolución. En la situación actual, los alumnos mostraban inquietud para entender el momento presente sobre lo que está pasando en el mundo, que parece que está todo mal.

P. ¿Y es por eso por lo que surge el proyecto, la necesidad de explicar lo que está ocurriendo actualmente en el mundo?

R. Eso es. Actualmente, tenemos un mundo en crisis: crisis climática, crisis económica, crisis sanitaria, crisis de valores… En este contexto, los alumnos y yo nos dimos cuenta de que el mundo necesita amor. Y esa es la base del proyecto, el decir “vale, tenemos este momento presente, que es muy complejo de entender. ¿Qué podemos hacer con esto?” Vamos a hacer historia. Vamos a llevar la historia a la práctica. ¿Para qué? Para hacer una revolución. Para hacer un cambio. Y ese es el proyecto grande que se ha desarrollado durante el tercer trimestre, en 1º y 2º de la ESO, que consta de tres retos. El último reto es el de conectar con los refugiados.

P. Dices que el proyecto consta de tres retos, siendo el último el de los refugiados, ¿cuáles son los dos primeros?

R. El primero reto fue cambiar el planteamiento de la asignatura. En vez de enseñarla por contenidos, la enseñé por conceptos y, a la vez que hablábamos del Imperio Romano, que es un contenido curricular de 1º de la ESO, hablábamos del concepto de imperio para entender lo que está haciendo Putin. Por ejemplo, hablamos de las murallas de la Edad Media para entender el muro de Berlín. ¿Y cómo se liga eso con el conflicto en Ucrania? A raíz de entender esos conceptos los alumnos tomaron la decisión, libremente, de tomar una postura acerca de lo que estaba ocurriendo en Ucrania. Muchos de ellos, la gran mayoría, tomaron la decisión de manifestarse por la paz. Y ese fue el primer reto, la manifestación por la paz. Algunos escribieron un manifiesto; la mayoría hizo dibujos y pancartas que colgamos en las ventanas del colegio. Y después de ese primer reto ya pasamos a un segundo reto que consistía en implicarse a nivel personal con un nivel de compromiso mayor. Y esa fue la primera toma de contacto que tuvimos con los refugiados, en concreto con los refugiados ucranianos. El segundo reto consistió en que yo, como docente, me puse en contacto con la comunidad ucraniana de Teruel, que en ese momento estaba organizando una campaña de recogida de ayuda humanitaria para Ucrania, y desde el colegio los alumnos organizaron una campaña de recogida de ayuda humanitaria, involucrando a toda la comunidad educativa en ello.

P. ¿En qué consistió esta campaña de ayuda humanitaria?

R. En primer lugar, hicimos nuestra lista de la compra con lo que queríamos enviar. Cada grupo de alumnos gestionó su economía, estuvimos estudiando la pirámide nutricional y la economía cercana para reducir el impacto climático para hacer una compra sostenible. Fuimos a un supermercado, los alumnos hicieron la compra de productos que se iban a donar a Ucrania y luego ellos mismos colaboraron con la comunidad ucraniana en el embalaje, el inventario y el envío de ayuda a Ucrania. Ese fue el primer contacto que tuvieron los alumnos con personas que están viviendo el conflicto de Ucrania en primera persona.

P. ¿Y el tercer reto?

R. El último reto era conectar de forma personal con los refugiados. Yo pensaba que iba a ser más fácil en un principio porque soy voluntaria de Cruz Roja. Creía que vendría un refugiado al colegio a contarnos cuál era su situación y por qué había venido aquí. Sin embargo, su estatus legal de refugiado impide hacer eso porque tenemos que proteger su identidad. Así que le dimos una vuelta de tuerca y este último reto lo dividimos en tres fases.

P. ¿En qué consistían estas tres fases?

R. La primera fase es que se necesitaban voluntarios en Cruz Roja para enseñar español a los refugiados que estaban llegando. Así que comencé un voluntariado en Cruz Roja, mientras los alumnos en clase preparaban material didáctico que luego yo trabajaba con los refugiados. De manera que metíamos un poco el aprendizaje-servicio en el proyecto, y la siguiente fase fue conectar a nivel individual con los refugiados. Dedicamos una sesión de historia a hacer interioridad y, a través de un pequeño momento de oración y de reflexión individual y grupal, los alumnos escribieron palabras o mensajes de apoyo a lo que les gustaría decir a las personas que están en esta situación. El último punto del proyecto fue el taller que hizo Cruz Roja sobre los refugiados, en el que, a través de diferentes dinámicas, los alumnos aprendieron que no solo existen refugiados de Ucrania, sino que también hay refugiados de otras partes del mundo. En el taller les contaron qué es lo que ocurre cuando una persona refugiada llega a España, cuál es el proceso para conseguir el estatus de refugiado y qué ocurre cuando no lo consiguen, que es que vuelven a su país.

P. ¿Qué conclusiones sacas de este proyecto?

R. Que ha sido un proceso enriquecedor tanto para mí como docente como para los alumnos, donde nos hemos expuesto a ser honestos con nosotros mismos. Los alumnos lo han entendido, así que esa pregunta que me hacían al principio del proyecto de si el conflicto en Ucrania podía ser el inicio de la Tercera Guerra Mundial, que en ese momento era algo que les preocupaba, se han dado cuenta de que como historiadores la respuesta más honesta que pueden dar es “no lo sé”. Porque como historiadores solo tenemos el pasado y el presente, pero no podemos adivinar el futuro. También hemos abordado valores como la hipocresía y problemas como el egoísmo del mundo occidental. ¿Por qué nos interesa especialmente este conflicto en Ucrania? Porque afecta a nuestra economía. Sin embargo, hay otros conflictos en el mundo que no son noticia.

También se han dado cuenta de que hoy en día hay una única persona en el mundo que está tomando decisiones en una dirección que está causando daño, y que también puede haber personas que estén tomando decisiones que van en dirección contraria y que están produciendo acciones a favor de ese amor que necesita el mundo y de esas acciones de amor que necesitan las personas que buscan refugio de alguna manera. Puede ser ayuda humanitaria, puede ser apoyarles manifestándose por la paz. Ha sido darles herramientas a los alumnos para que puedan construir desde los valores que fomentan la Institución Teresiana, construir el futuro que consideramos que sería mejor para desarrollarnos como sociedad y como personas.

P. ¿Crees que después del proyecto les ha quedado claro a tus estudiantes lo que es un refugiado y han tomado conciencia de que cualquier persona puede convertirse en uno?

R. Considero que sí que les ha quedado claro, porque desde el principio planteé la duda de qué diferencia hay entre crisis migratoria, o un inmigrante, y crisis de refugiados, o un refugiado. Y entendieron desde el principio que un inmigrante es una persona que se mueve por voluntad propia, y un refugiado es una persona que se ve obligada a salir de su país porque su vida depende de ello. Partiendo de esa base, para que entendieran la situación de las personas que se ven obligadas a dejar su país. Y en ese dejar su país dejan familia, amigos, mascotas, trabajo, estudios… Y es una situación les he puesto en su piel: les di una maleta, les di una serie de objetos que solemos tener en casa y les dije “están sonando las sirenas porque llega un bombardeo. Tenéis dos minutos para hacer la maleta y marcharos del país porque os vais a convertir en refugiados”. Y ahí se dieron cuenta de lo que supone ser expulsados, de estar en esa situación y de las necesidades que tienen estas personas. 

Pensábamos que era imposible una guerra en Europa, considerábamos que esto era un entorno seguro, que de hecho muchas personas que están en conflictos en otras partes del mundo vienen a Europa, o buscan venir a Europa, por considerarlo un lugar seguro. Y ahora resulta que no, que no es así, tenemos una guerra aquí al lado.

P. Y a la hora de explicar y contextualizar el conflicto de Ucrania, ¿cómo lo haces? Porque ni siquiera los adultos tienen claro cuáles son las causas…

R. Partiendo de ese cambio que hice a la hora de enseñar la historia, en vez de basarme en contenidos, basarla en conceptos, eso me ha permitido tener muchísima más flexibilidad a la hora de plantearles lo que está ocurriendo. Les dije que esto es un conflicto que está ocurriendo en el presente, pero que lo que les digo hoy puede haber cambiado mañana. Ahí se dieron cuenta de lo que es hacer historia y de lo difícil que es llevar a la práctica esta materia. Muchas veces tendemos a catalogar, “este es bueno, este es malo”. Ellos me lo decían, “Putin es el malo, Ucrania es el país que está sufriendo”. Yo he intentado sacarles de esa concepción de este es el bueno, este es el malo. No hay buenos ni malos. Hay personas que cometen errores y hay personas que no los cometen o que toman otro tipo de decisiones.

Hemos intentado entender a Putin, porque es muy fácil entender la posición de Ucrania o de los países occidentales, porque somos parte de ello. Ucrania es un país democrático como el nuestro y nos es más fácil entenderlo, pero nos cuesta entender lo que está pasando en Rusia porque es completamente diferente. Pertenecen a la civilización ortodoxa, no a la civilización occidental como la nuestra. Sus costumbres, su historia, no es la misma que la nuestra. Su forma de gobierno no es la misma que la nuestra. Y para entender a Rusia y lo que está haciendo hemos hecho juegos y dinámicas para no reducir a Putin a la categoría de “es el malo”. No, no es el malo, es el diferente.

P. ¿Y esta forma de enseñar por conceptos la vas a seguir aplicando para tu asignatura el próximo curso?

R. Absolutamente. Mi forma de entender la materia y la enseñanza ha cambiado con este proyecto, con el que personalmente he aprendido mucho. Además, con la nueva ley educativa, la LOMLOE, se nos pide que trabajemos más por competencias y por criterios, no solo por contenidos. Los contenidos son solo la vía para conseguir una serie de saberes o de competencias, de saber hacer. Y lo que propone este proyecto es eso, es saber hacer historia. Ha sido una gran experiencia, de hecho, creé mi libro de historia virtual basado en conceptos para poder trabajar en el proyecto. Es un libro basado en conceptos, donde se ligan diferentes épocas. Porque los homo sapiens que hicieron el imperio romano son los mismos homo sapiens que hicieron el imperio ruso o el imperio español. Entenderlo de esta manera, me abre las puertas a trabajar la historia de una forma muy diferente, mucho más competencial, tangible y real al momento presente.

P. Por último, ¿has notado si los alumnos aprenden mejor con este método?

R. Sin duda.